Hundida entre los olivos y el matorral mediterráneo emerge este edén de aguas mineralizadas, cuya lámina se dibuja en colores cambiantes por la tardanza del sol en cubrir y la rapidez en marcharse. Sus niveles acuíferos, sus habitantes y sus misterios son profundos. Su paso fue descanso en el camino de bandoleros románticos y siempre el de aves errantes. Un oasis con olor a romero y taraje.
Llama la atención la densidad del matorral mediterráneo que la circunda por uno de sus límites, hecho diferencial con otras lagunas cercanas. |
Humedal permanente y esplendoroso entre las cuencas de los ríos Genil y Anzur. Vecino de la Laguna Dulce. |
La belleza acosada. A principios de los 80 era frecuente ver patos y fochas, incluso malvasías flotando en cacerías absurdas. Cebos envenenados, canteras, tinas de fumigación ... |
La lámina se retira y expande acorde con las lluvias y el nivel del acuífero. Los tarajes viven con esa condición. |
Los ratoneros incluyen sus cielos en sus búsquedas de posaderos. |
En algunas ocasiones, los flamencos en divagación hacen una parada cerca de las orillas. |
Su inquilino más numeroso, la focha común. |
Hace tiempo el montículo sur que la rodea era un inmensa mancha de romero que Noviembre teñía de morado entre verde. |
"Desde niño te conozco, no puedo ser objetivo". |
Como siempre un documental extraordinario ...gracias por compartirlo con nosotros.
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