lunes, 13 de abril de 2015

TABLAS DE DAIMIEL

El río Guadiana aflorado recibe la afluencia del Cigüela y ambos se derraman en una lámina de vida flanqueada por barreras de carrizos y masiega. Oasis de reflejos y anátidas, de plantas sumergidas y de vuelos inquietos. Un territorio pendiente del nivel de un azul sorprendente y siempre amenazado.
 
Un grupo de ánsares comunes otea las orillas del antigüo cauce del Guadiana.



Una colonia de cigüeña blanca, albergada en altísimos árboles, custodia la entrada del Guadiana como torres de Hércules del paraiso.








 

Tarajes centenarios giran sus troncos, creciendo durante sequías y encharcamientos.  

En un fenómeno único, el Guadiana se oculta para después resurgir en un remanso lagunar. Las aguas llenas de misterio regalan la fertilidad de un verde intenso. 

   

2 comentarios:

  1. unas fotos tan buenas como siempre, me alegro que hayas podido disfrutar de esos paisajes y te agradezco que lo compartas con los que no hemos tenido la suerte de conocer esa zona. un saludo.

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  2. Estos parajes que nos muestras o mostrais
    son de una belleza natural que al espiritu
    alimenta y, este magnifico reportaje
    además, palabras nuevas nos enseña.

    Gracias por este hermoso regalo. C.

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