El río Guadiana aflorado recibe la afluencia del Cigüela y ambos se derraman en una lámina de vida flanqueada por barreras de carrizos y masiega. Oasis de reflejos y anátidas, de plantas sumergidas y de vuelos inquietos. Un territorio pendiente del nivel de un azul sorprendente y siempre amenazado.
Un grupo de ánsares comunes otea las orillas del antigüo cauce del Guadiana. |
Una colonia de cigüeña blanca, albergada en altísimos árboles, custodia la entrada del Guadiana como torres de Hércules del paraiso. |
Tarajes centenarios giran sus troncos, creciendo durante sequías y encharcamientos. |
En un fenómeno único, el Guadiana se oculta para después resurgir en un remanso lagunar. Las aguas llenas de misterio regalan la fertilidad de un verde intenso. |
unas fotos tan buenas como siempre, me alegro que hayas podido disfrutar de esos paisajes y te agradezco que lo compartas con los que no hemos tenido la suerte de conocer esa zona. un saludo.
ResponderEliminarEstos parajes que nos muestras o mostrais
ResponderEliminarson de una belleza natural que al espiritu
alimenta y, este magnifico reportaje
además, palabras nuevas nos enseña.
Gracias por este hermoso regalo. C.